lunes, 25 de agosto de 2008

La herida abierta

Estos son los momentos ideales para escribir,
y sin embargo no sé qué decir.

Las palabras se amontonan en mi garganta
empujadas por un profundo dolor
que me traspasa el alma.

Trato de dormir buscando un poco de alivio.
Dormir para no pensar,
deseando que no llegue tan pronto la mañana.

Y te pregunto
cuál es el camino, Señor,
para no caer en el mismo error
que me trajo a este lugar.
Si sabré encontrar la solución
sin recurrir a la ira.

Me duele tanto Señor,
me punza, lastima y quema
esta herida abierta,
esta sangre nueva
que hoy brota por mis poros…